miércoles, 15 de agosto de 2012

49.No me mires con los ojos, hazlo conel corazón.

~Narra Justin~

Unos días más tarde...
Abro la puerta del coche a mi chica para que entre y yo lo rodeo para entrar también. Ahora la pido a ella que se ponga un pañuelo que llevaba él en el bolsillo en los ojos y eso hace. Muevo mis manos por delante de sus ojos para comprobar que no ve nada, y así es, no ve absolutamente nada. Pongo el coche en marcha rumbo hacia la sorpresa.
-¿Donde vamos Justin?-pregunta ella con curiosidad
Me hace gracia, porque verla hablando con el pañuelo en los ojos es algo que no tiene precio.
-Es una sorpresa princesa, cuando lleguemos lo verás-digo mirando a la carretera con una sonrisa
-Joooooo-se queja
Suelto una carcajada, me mira, pero deja de hacerlo en seguida porque no me ve. Sigo conduciendo hasta que llegamos a nuestro destino, en todo el trayecto no hemos hablado, tan solo tarareábamos las canciones que sonaban en la radio. Me bajo del coche y la puedo escuchar decir: "Justin, no me dejes sola aquí que tengo miedo". Me río al escuchar su comentario, voy hacia su puerta y la abro, ella se asusta.
-Tranquila, soy yo-digo
Extiende los brazos buscando algo en el aire, hasta que me encuentra y me agarra de la chaqueta.
-Cuidado, ahora te voy a coger-la informo de mi próxima acción
Ella asiente y se deja coger, la llevo en brazos hasta que empiezo a pisar la arena y la dejo de pie, a mi lado.
-Te voy a quitar los zapatos-digo antes de agacharme.
Me agacho y ella levanta el pie derecho primero, se la quito, después lo mismo con la otra. Me levanto con las manoletinas en la mano.
-Arena-susurra
Me pongo detrás de ella y le quito el pañuelo. Parpadea un par de veces para acostumbrarse a la luz.
-Es precioso-vuelve a susurrar cuando ya lo ve todo
Me mira.
-Gracias-dice con una sonrisa.
-No me des las gracias, bebé-susurro antes de besarla.
Pongo mis manos en su cintura y ella juega con mi pelo mientras me besa, me separo con una sonrisa y ella me mira, tiene los ojos brillantes, también sonríe.
Es una mini playa, no llega a ser una playa pero es precioso, el agua es transparente y la arena es fina y blanca. No es que haga calor para bañarse, pero ver el paisaje merece la pena. Lo mejor de todo es la compañía, eso está claro.
Meto nuestros zapatos en el coche y caminamos por la orilla de la mano, el agua de vez en cuando llega a nuestros pies, está congelada pero es agradable sentirla mientras caminas. Kelly se para en seco.
-¿Qué pasa?-pregunto
-Mira-señala a la arena.
Miro donde señala y veo unas cuantas tortugas caminar hacia el agua, me agacho y cojo una con cuidado, se la enseño a Kelly que mira con una sonrisa. La toca, la tortuga se esconde y yo suelto una carcajada. Vuelvo a ponerla en el suelo y dejo que camine con las demás. Seguimos paseando, esta vez mi brazo pasa por los hombros de Kelly y el suyo por mi espalda, su cabeza cae sobre mi hombro y miramos al frente.
Llegamos a nuestro destino, la casa. Vamos a pasar aquí el fin de semana, osea lo que queda hoy de noche, el sábado y casi todo el domingo. Ella me mira alucinada.
-Puedes pasar, ahora es nuestra-saco las llaves del bolsillo.
Coge las llaves y sale corriendo a la casa, abre y se mete dentro, suelto una carcajada.
-Joder, esto es una pasada, corre ven-me llama desde la puerta.
Voy hacia ella y recorremos la casa juntos, yo ya he venido, pero me hace ilusión lo contenta que está ella.
-¿Tienes hambre?-pregunto
Asiente.
Vamos a la cocina y abro la nevera, saco lo que he preparado esta tarde y lo pongo a calentar, ella se queda en el salón, inspeccionando cada rincón. Pongo la cena en dos platos y los pongo sobre la mesa, abro el vino y saco dos copas, lo sirvo. Kelly se da cuenta de que estoy poniendo la mesa y viene.
-¿Te ayudo?-pregunta
-No, tú siéntate-digo rotundamente
Ella me hace caso y se sienta, me espera y me siento en frente suya. Levanto la copa.
-Vamos a hacer un brindis-propongo
-¿Por qué?-pregunta
-Por nosotros-digo
-Porque cada día a tu lado es mejor que el anterior-continúa ella.
Brindamos y bebemos un sorbo de vino. Comemos entre sonrisas, miradas, carcajadas, frases graciosas y palabras bonitas. Metemos los platos en la pila y Kelly me abraza por la cintura cuando estoy metiendo los vasos en la pila también. Me giro y la doy un beso fugaz en los labios.
-Gracias Justin, esto es maravilloso-dice sonriendo.
-Tú si que eres maravillosa mi niña...
Dicho esto ella me coge del cuello y me obliga a bajar la cabeza para besarla, pero en realidad no lo siento como una obligación, si no como un regalo, un regalo por haberle echo la sorpresa. La agarro de la barbilla y ella abre la boca para dejar paso a mi lengua con la que le recorro todos y cada uno de los rincones de su dulce boca. Aumento la velocidad así como a su vez la temperatura del beso y cada vez la beso con más y más ganas. Tengo ganas de seguir con esto, de hacerle el amor lentamente en cada rincón de esta casa, de contemplar su cuerpo desnudo durante horas y horas, de que los dos caigamos rendidos sobre la cama después de calmar el deseo, que me abrace y más tarde observar como duerme. Mis manos levantan su camiseta y más tarde termino quitándosela, ella no pone resistencia, ni creo que lo haga. La cojo y la subo a la encimera, me coloco entre sus piernas y sigo besándola, esta vez un poco más calmado. La verdad es que mirándolo así para mí también es la primera vez que hago el amor, nunca me he acostado con una mujer a la que realmente quiero, he tenido sexo con muchas mujeres, pero nunca me había enamorado de nadie... Quiero a Kelly, la quiero muchísimo y voy a hacer que esta noche sea bonita. Mi camiseta ha desaparecido, ahora estamos en las mismas condiciones, los dos sin camiseta. Las manos de Kelly juegan con mi pelo y eso me gusta porque me ayuda a tranquilizarme porque realmente estoy nervioso y tengo miedo de cagarla. Bajo a su cuello y lo beso, lo chupo, lo muerdo e incluso dejo alguna marca. Ella me regala suspiros. La cojo en brazos y me meto en la habitación, la única que hay. Hay una cama de matrimonio con pétalos esparcidos por encima, hay un sofá y también una mesilla de noche. Dejo a Kelly con delicadeza sobre la cama y me coloco encima de ella, me mira como asustada.
-¿Estás bien bebé?-le pregunto mirándola a los ojos
Asiente.
-¿Estás nerviosa?-la pregunto
-Muchísimo-sonríe
-Tranquila, todo va a ir bien-digo dulcemente.
Vuelvo a besarla despacio, ella acaricia mi espalda, yo acaricio su tripa, vuelvo a bajar a su cuello. Ella hace fuerza y se coloca encima mía, sonrío, me besa. Mis manos recorren ahora mejor su cuerpo, su espalda, sus caderas, su trasero... Besa mi cuello y yo respiro fuerte, ahora baja por mi pecho y creo que voy a perder el sentido. Sentir su cálida boca recorrer mi cuerpo es el puto paraíso. Sus manos pasan por mi pecho, más tarde por mi estómago y ahora están intentando desabrochar mi cinturón, cuando lo consigue me desabrocha la cremallera y baja mis pantalones. Ahora hago fuerza yo y me siento, haciendo que ella quede sentada sobre mí. Nos desnudamos con caricias, exploramos nuestros cuerpos, disfrutamos cada segundo. Nuestras manos curiosas tocan, nuestros labios calientes besan, nuestras miradas dulces tranquilizan y nuestros corazones acelerados laten sin parar. Dos finas telas es lo único que impide que todavía seamos dos y no uno. Vuelvo a hacer que se tumbe y le quito las braguitas, ella inmediatamente se lleva la mano a ese sitio que acabo de dejar al descubierto, sus mejillas se tiñen de rojo y una sonrisa sale en mi cara, tiene vergüenza. Se nota que esta noche no está borracha, la última y primera vez que la desnudé fue en año nuevo y ella llevaba bastantes copas de más. Pero prefiero que sea así, me gusta ese punto de inocencia que tiene y lo vergonzosa que es. la beso de nuevo y vuelvo a juntar nuestros cuerpos, llevo mi mano debajo de su tripa, a ese punto que solo he conseguido ver yo, y aparto su mano, ella deja que lo haga. Me separo y la miro un instante a los ojos.
-Eres perfecta-susurro.
Sus manos vagan por mi cuerpo explorando, seguramente nunca haya tocado a nadie como lo está haciendo esta noche conmigo y yo seguramente no haya tratado a nadie con tanto amor como lo estoy haciendo con ella. Esta vez es ella la que se separa.
-Te quiero mucho Justin-dice mirándome fijamente a los ojos.
-Y yo Kelly... Te quiero muchísimo.
Sus manos van a mis boxers y me mira como pidiendo permiso, asiento y los baja. Mira por un momento ahí abajo, parece sorprendida, suelto una carcajada.
-¿De qué te ríes?-dice, parece molesta.
-Eh, no te enfades-digo acariciando su pelo.
-No te rías-susurra.
Esboza una sonrisa y yo se la devuelvo. Vuelvo a besarla y voy bajando por su cuello, su hombro y más tarde sus pechos, acaricio su cuerpo y ella gime. Estiro la mano y abro el cajón, saco uno de los preservativos que unas horas antes he dejado, rompo el papel con los dientes y me lo pongo, ella me observa.
-Relájate mi niña-susurro sobre sus labios.
Ahora está más nerviosa, me mira fijamente a los ojos, yo acaricio su mejilla. Entrelazo nuestros dedos y resbalo delicadamente sobre ella , una lágrima cae por su mejilla tras un gemido, pero creo que de dolor. Recojo la lágrima con mis labios y la miro, ella sigue con los ojos cerrados.
-¿Te duele?-pregunto sin moverme.
Asiente.
-Tranquila, princesa-susurro antes de besarla.
Me muevo, noto como se relaja un poco, pero sigue apretando los ojos.
-¿Quieres que pare?-la pregunto
Se supone que debería disfrutar no llorar y me estoy sintiendo mal por hacerla daño. La primera vez siempre es dolorosa, no se puede evitar. Abre los ojos.
-No, tranquilo-susurra.
Esboza una sonrisa y continúo. Minutos después me regala gemidos inocentes y dulces, yo también gimo sobre su boca. No puedo creerlo, parece un sueño, la tengo aquí debajo, estoy dentro de ella, tan preciosa, tan perfecta, tan mía...
Un rato más tarde...
Me quito de encima de ella y me tumbo a su lado, en seguida me abraza y yo la acojo entre mis brazos.
-Hola-susurro mirándola.
-Hola-dice ella sonriente, susurrando también.
-¿Cómo estás?
Le acaricio el pelo suavemente.
-Perfectamente-me mira-¿Y tú?
-Genial.
Sonrío. Me siento bien, muy bien. Me alegra tenerla abrazada.
-Gracias-dice ahora mirando a la nada.
-Gracias a ti.
-¿A mí?-dice sorprendida. Asiento.-¿Por qué?
-Me has echo sentir muy bien-digo sincero. La verdad es que jamás me había sentido tan bien.
-Tú a mí también.
Suspiro. cierro los ojos, sintiendo como su perfume penetra en mí, y me relajo. Me voy perdiendo en el mundo de los sueños, aunque ahora prefiero la realidad, y me quedo dormido sintiendo su mano acariciar mi pecho.
...
Me despierto y la miro, boca abajo con la sábana cubriéndola desde el final de su espalda. Está totalmente desnuda, igual que yo. Una sonrisa aparece en mi cara al recordar el motivo por el que estamos desnudos... Sigo mirándola sin cansarme. Miro sus curvas, su pelo alborotado esparcido, su mano debajo de la almohada, sus labios entreabiertos. Acaricio suavemente su espalda y ella hace un ruidito adorable. Me levanto y me pongo los boxers, después voy al baño. Cuando vuelvo está despierta. Me mira y me siento a su lado.
-Buenos días mi niña-digo dulcemente.
-Buenos días-responde sonriente.
Agarra la sábana y se tapa bien para que no la vea nada que no deba. Suelto una carcajada ante ese acto.
-No te rías, no quiero que me mires-dice escondiéndose entre las sábanas.
Llevo un buen rato haciéndolo, diría, pero me lo callo y en cambio digo:
-Me gusta mirarte.
Se destapa un poco y me mira sonriendo.
-¿Hay ducha?-pregunta.
-Claro, ven-le ofrezco mi mano.
Ella se enrosca bien en la sábana y se levanta, toma mi mano y la dirijo hacia la ducha.
-¿Necesitas algo?-pregunto.
Asiente.
-¿El qué?
No responde y se acerca a mí, me besa dulcemente y lleva sus manos a mi pelo haciendo que la toalla se resbale. La agarro de la cintura y seguimos besándonos. Cuando se separa no puedo evitar fijar mi vista en sus pechos, descubiertos porque la sábana solo tapa desde dónde están mis manos. Sonrojada coje la sábana y se tapa, me río.
-Tengo una ídea-digo mirándola.
-¿Cuál?
-¿Por qué no nos duchamos juntos?
Se ríe y me agarra de la mano, decidida. La sábana desaparece y ella ya se ha metido en la ducha. Me quito los boxers y me meto junto a ella. Wow, no me esperaba esta reacción... Entre tanto me encuentro apoyado a la pared, la ducha está abierta, los dos estamos ya mojados y ella me besa desesperadamente, mis manos ya han entrado a la acción y acarician su cuerpo, las suyas tampoco están quietas. Poco a poco me despego de la pared y saco medio cuerpo fuera de la ducha, goteo en el suelo, pero no me importa. Abro el armario y saco un preservativo. Ella me mira con una ceja levantada mientras me lo pongo.
-¿Qué pasa, hay condones por toda la casa?-pregunta divertida.
-Si, en la habitación, en el baño, en el salón e incluso en la cocina, llevo más en la mochila y uno en la cartera. Nunca se sabe-me abalanzo a su cuello.
Ella se ríe.
La cojo en peso y entro dentro de ella. Esta vez lo hacemos con más seguridad, con más firmeza, con más pasión... Ella tiene menos vergüenza.
Y entre tanto el agua sigue cayendo sobre nosotros, siendo testigo de nuestros besos, de nuestras caricias, de nuestros movimientos, de nuestro calor, y por supuesto... Siendo testigo de nuestro amor.

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